Siete niños, todos de una familia de refugiados sirios, murieron ayer por la madrugada en un incendio que fue descrito como el más letal en la historia reciente de la provincia canadiense de Nueva Escocia.
Se informó que el padre, Ebraheim Barho, lucha por su vida luego de que al parecer intentó en vano salvar a sus pequeños, cuyas edades iban de 3 meses a 14 años. La madre, Kawthar Barho, también estaba hospitalizada con heridas, pero se prevé que sobreviva.
En una entrevista desde el hospital, el imán Wael Haridy, del Centro Comunitario Islámico de Nueva Escocia, dijo que la familia Barho había huido de la guerra civil de Siria.
«Estamos en un hospital con una madre desesperada que perdió a sus siete hijos», dijo Haridy. «Ella nos pregunta: ‘¿Voy a recuperar a mis hijos?’. Es muy duro. Muy triste», agregó.
El imán señaló que las autoridades realizaban pruebas de ADN para confirmar las identidades de los niños para después proceder con el tradicional proceso de sepultura islámico.
La familia estaba entre 1.795 refugiados sirios que han llegado a Nueva Escocia en los últimos años.
Las noticias del incendio letal fueron un duro golpe para los canadienses que los patrocinaron.
«Todos están devastados, nuestra pérdida palidece en comparación con la de los padres», comentó Natalie Horne, vicepresidenta del grupo Hants East Assisting Refugees Team.
Horne dijo que la familia llegó a Canadá el 29 de septiembre de 2017, y que los pequeños se llamaban: Ahmad, de 14 años; Rola, de 12; Mohamad, de 9; Ola, de 8; Hala, de 3; Rana, de 2, y Abdullah, quien había nacido en noviembre.
Añadió que la familia era oriunda de Raqqa, Siria, y había vivido en Elmsdale, Nueva Escocia, por más de un año, y que luego se mudó a Halifax para estar más cerca de los servicios de apoyo a refugiados, como la enseñanza de inglés.
Pero dijo que la familia extrañaba el apoyo que recibió en la comunidad de Elmsdale y había planeado regresar a vivir ahí dentro de unos pocos días.
La policía dijo que la causa del incendio continuaba bajo investigación.
El subjefe del Departamento de Bomberos de Halifax, Dave Meldrum, dijo que fue el incendio más letal que se pueda recordar en la provincia de la costa este de Canadá.
Por su parte, el primer ministro Justin Trudeau tuiteó que «no hay palabras cuando niños nos son arrebatados tan pronto, especialmente en circunstancias como esta».