José Cepeda, el verdugo de Jarabacoa que acabó con la vida de Juana Peña Cruz, una humilde mujer que se habría negado a aceptar las intenciones sexuales del hermano de su exesposo, escapó tras cometer este consternador feminicidio que colocó cinta negra a la existencia de esta mujer al cierre de 2019, y ha dejado a sus seis hijos atrapados en una mezcla fatal de orfandad y dolor.
Su irresponsable hermano lo dejó al “cuidado” de su expareja, pero este, al poco tiempo, empezó a celarla y a forzar por relaciones sexuales que encontraron siempre la resistencia de Juana, además de hacer sufrir con maltratos a sus hijos.
El pasado sábado, Cepeda, apodado José el Músico, terminó matándola de un disparo de arma casera.
Relatos, dolor y reclamos
“Yo no sé por qué José el Músico hizo esto; me hirió mi hija en una mano”, habría expresado Juana Peña Cruz (Cristina), de 32 años, un minuto antes de ser asesinada por su cuñado, José Cepeda, de 60, con la que supuestamente pretendía tener relaciones sexuales a la fuerza y el cual hasta anoche se encontraba prófugo. El testimonio corresponde a Francisco Hernández, propietario de la pensión donde residía Peña Cruz, asesinada la madrugada del pasado sábado.
Hernández manifestó que la mujer residía en la humilde casa junto a cuatro de sus hijos, tres hembras y un varón, en el paraje Limonal, de Jarabacoa, y que el homicida siempre la visitaba por encomienda de su hermano.
“Primero hizo un disparo con una escopeta e hirió a una de las niñas de Cristina, llamaron a la Policía, llegaron cuatro agentes de inmediato, las llevaron a las dos a un centro de salud de Jarabacoa y los dos niños más pequeños quedaron encerrados en la casa”, comentó.
Asimismo, informó que cuando la mujer regresó a la habitación a buscar a sus dos niños, escuchó otro disparo de escopeta y que se dio cuenta que era Cristina, como la conocían en la zona, pero que ya no hablaba nada y que algunas personas la socorrieron, trataron de llevarla a un centro de salud de Jarabacoa, pero falleció en el trayecto.
Versión familiar
Ernestina Ana Mercedes Cruz, madre de Cristina, manifestó desconsolada que solo espera que el responsable de la muerte de su hija sea apresado y sometido a la justicia para que pague por el hecho que cometió.
“Tan buena que era y me la mataron, espero justicia”, enfatizó.
Afirma que el hombre la asesinó porque su hija no quiso tener relaciones íntimas con él, porque le reprochaba que eran cuñados y debían respetarse.
Seis hijos en la orfandad
Cesarina Cruz, hermana de la fenecida, madre de cuatro hijos, proclamó que la fiscal de Jarabacoa, Dania Victoriano, autorizó la guarda de al menos cuatro de los menores, que ahora están en la orfandad.
“Comemos lo que aparezca, pero no voy a dejar a morir mis sobrinos”, refirió Cesarina Cruz Peña, que igual que Juana reside en el paupérrimo paraje de La Joya, de Jarabacoa, de la provincia La Vega.
También comentó que en la fiscalía le informaron que no pueden dejar los niños bajo tutela de su padre y sus familiares, y que esa orden será cumplida.
Sus familiares refieren que el padre de la niña, Carlos Alberto Cepeda, que ahora reside en Baitoa, Santiago, con uno de sus seis hijos, nunca ofreció un peso a su pariente para la manutención de sus criaturas.
Carolina Mercedes Cepeda, la hija mayor de 18 años, narró a Listín Diario que el feminicida no solo maltrataba a su madre, sino a sus hermanos.
Y mostró huellas de una hermana de 10 años, de la que dice la maltrataba sin piedad.
Confianza y tragedia
Bernardino Cruz, César Jiménez Cruz y Miguel Jiménez, hermano, sobrino y cuñado de la víctima, respectivamente, contaron que lo ocurrido es “un poco grave”.
De acuerdo con sus versiones, el hermano del victimario, tras mudarse a Baitoa con uno de sus hijos, dejó a su pareja con la que había procreado seis hijos al cuidado de su hermano de padre y madre.
Asegura que, supuestamente, el hombre la visitaba a diario y que luego la celaba y maltrataba, igual que a los hijos de su cuñada.
“Yo tengo 75 años de edad; soy el propietario de la pieza (casa), donde vivía ella; estoy enfermo y, como ella no tenía televisor ni nada, venía a mi casa con los hijos a ver la novela y por eso la celaba conmigo. Dígame usted, ya yo no doy para nada, no por la edad, sino por la enfermedad”, aclaró Francisco Hernández.
Ayer, los familiares montaron una vigilia frente al cuartel de la Policía en Jarabacoa, pidiendo que se aprese al matador y expresan que él se desplaza con dos armas de fuego ilegales, dos celulares y que se ha comunicado con al menos uno de sus hijos.
UN LLAMADO
Vigilia. Ayer, lunes, familiares de Juana Peña Cruz montaron una vigilia frente al cuartel de la Policía en Jarabacoa, pidiendo el apresamiento del asesino y que la justicia le aplique todo el peso de la ley por el hecho.
Y han advertido de que el criminal se desplaza con dos armas de fuego ilegales, dos celulares y que ya se ha comunicado con al menos uno de sus hijos.