Decenas de personas abarrotaron este lunes las afueras del área de COVID-19 del hospital Francisco Moscoso Puello en busca de información de sus parientes ingresados.
Sentados en las aceras del entorno permanecían hasta que los médicos encargados del área mencionen el nombre del paciente, para dar detalles de su evolución, que muchas veces no es favorable.
Sin respetar el distanciamiento social estaban en frente de la unidad con la esperanza de buenos diagnósticos de los parientes que llevan más de una semana ingresados afectados por el virus.
Agrupados, con la cabeza cabizbaja y manipulaban sus teléfonos móviles, se entretenían hasta obtener informaciones.
Cuando los doctores nombraban a uno de los internos, los parientes caminaban hacia ellos para saber y en ocasiones no recibían buenas noticas.
“Hasta que el no responda no le pueden dar comida, ahora lo subieron para allá arriba, para intensivos”, dijo una joven al repetir lo que le dijo la doctora.
Otros se mantenían en espera, por ejemplo, una señora aparentemente afectada por “una gripe” tosía sin reiteradamente en el murmullo. Al toser se escuchaba un sonido característico del pecho.
Al ser cuestionada sobre la aglomeración de personas una fuente del hospital dijo a este medio que en horas más tempranas de la mañana la acumulación de parientes es mucho mayor.