Por Eloenai Lora
El dinero que ganan los latinoamericanos cada vez alcanza para menos, a medida que la inflación continúa siendo uno de los principales riesgos económicos al inicio de 2022. Ahora, luego del impulso récord que alcanzó el petróleo, los consumidores suman un nuevo dolor de cabeza: el precio de la gasolina.
Desde el sur hasta el norte de la región, los gobiernos intentan controlar el impacto que significó que el barril del petróleo se vendiera a altos precios que no se alcanzaban hace 13 años.
Un alza del combustible tiene un efecto dominó en toda la economía, pues impacta a segmentos que van desde el transporte aéreo hasta el sector de carga, por lo que los gobiernos han vuelto su lucha contra los incrementos una de sus prioridades.
En países como Argentina, Brasil, Ecuador y Uruguay los aumentos ya han sido una realidad, con alzas de hasta un 19%.
Sin embargo, hay casos como el de Colombia y México donde los gobiernos han optado por subsidiar el precio de la gasolina, con el riesgo que esto significa para las finanzas públicas.
En el centro del continente, Panamá también se enfrenta a un alza en el costo, pero también hay ejemplos como los de Guatemala, República Dominicana y El Salvador donde se han tomado medidas para mitigar el incremento.