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lunes, noviembre 25, 2024

Albert Pujols se une al club de 700 jonrones: Los que vivieron el hito comparten sus mejores historias al respecto

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Veintidós años. 700 cuadrangulares.

Albert Pujols alcanzó un nivel de grandeza solo igualado por otros tres peloteros en la historia del beisbol al conectar su jonrón número 700 XXXX. El dominicano se une a Barry Bonds, Henry Aaron y Babe Ruth como los únicos miembros del exclusivo club de los 700 vuelacercas.

Mientras el slugger de los St. Louis Cardinalsmarchaba en rumbo hacia la historia, los reporteros de ESPN Jesse Rogers, Buster Olney y Alden González conversaron con antiguos y actuales compañeros, pitchers rivales y otros grandes del béisbol para que nos describieran sus momentos favoritos y cómo ha sido la experiencia de jugar, lanzarle y simplemente ser testigos de uno de los más grandes jonroneros de todos los tiempos durante las dos décadas de vida de Pujols en las Grandes Ligas.

Mike Trout: «Este es el 600. Aquí se prenderá la locura».

«El grand slam cuando conectó su 600. Sólo esa situación. Quiero decir, fue un momento importante del juego y todos pensaban lo mismo: ‘Éste es el 600. Aquí se prenderá la locura’. Y lo conectó. Le encanta el momento. Y ese es el tema: la gente me sigue preguntando: ‘Oye, ¿crees que llegará [a los 700]?’ Pues claro. La forma en la que Albert se prepara: no cambia su filosofía, no intenta sacarla de jonrón. Solo intenta hacer un buen swing a la pelota. Eso es importante».


Manny Machado, Juego 3 de la Serie Mundial de 2011: «Podías lanzarle la bolsa de resina y probablemente la sacaría del estadio»

«Eso fue increíble. Quiero decir, no fallaba. Podías lanzarle lo que fuera y lo iba a batear. Hasta podías lanzarle la bolsa de resina y probablemente la sacaría del estadio. Un swing tremendo. Con todos sus cuadrangulares, si retrocedemos… su primer jonrón. Simplemente, admiro ese swing, lo elegante que es, por cuánto tiempo se queda dentro de la trayectoria. Es impresionante».


Tony La Russa: «Nos dio la vida»

«En 2006, teníamos una ventaja importante y todos se lesionaron. Por eso, cuando llegamos a septiembre, teníamos dificultades para clasificar a los playoffs. San Diego llegó a la ciudad y era una noche de miércoles, perdimos los dos primeros partidos de la serie, estábamos por una carrera de desventaja en el octavo inning, los Padres pusieron en la loma a un pitcher muy bueno con la sinker (Cla Meredith) y él soltó un cuadrangular impulsor de tres carreras para ganar el encuentro. Eso nos dio la vida».

«La verdadera razón que le da la fama es que se trata de un bateador de alto promedio con poder para extrabases. Juega con el marcador. Con corredor en segunda, intenta soltar una línea para sencillo y podría llevarla lejos para conectar un jonrón de dos carreras. Irá de línea de foul a línea de foul y le conecta a toda clase de pitcheos distintos. Cuando consigue ese giro con su swing, logra llevarla lejos».


Paul Goldschmidt: «Si quieres escribir algo perfecto, así lo escribirías».

«Ha conectado tres o cuatro jonrones que me han dejado absolutamente asombrado. Contra (Drew) Smyly y pasó por sus ojos, eso fue impresionante. El cuadrangular en Pittsburgh. Con ese jonrón, superó a A-Rod (en el ranking histórico de jonrones) y ganó el partido. Hubo otro cuadrangular para sellar la victoria con marcador 0-0 y la sacó de jonrón. Y aquellos batazos contra los Padres. Un partido con dos vuelacercas… casi que un cuento de hadas. Eso es lo que recordaré. Si quieres escribir algo perfecto, así lo escribirías: Albert en el momento de definir el partido… y saca la casta. Increíble.»


EL SECRETO PARA BATEAR 700 JONRONES

Nolan Arenado: «No piensa en batear cuadrangulares»

«Probablemente, diré algo que no le gustará a la gente. Pero él no piensa en batear cuadrangulares. Eso es lo que él me dice y le creo. Con la forma en la que hace swings, la forma en la que trabaja, cuando hablo con él me dice que nunca piensa en ello. Y no va a cambiar lo que le ha funcionado tan bien. Se trata de ponerse encima de la pelota, yendo con el giro de la pelota y dondequiera que ésta caiga, se va. Hace lo que dice. Y de verdad le creo».


Mark McGwire: Todo está en las manos

«Soy un verdadero creyente en que las manos inferiores son la clave a la hora de hacer swing con el bate. Miras a Albert. Nunca suelta esa mano inferior hasta que tiene que correr. A mi criterio, esa es la fuerza impulsora de su swing y la razón por la cual es uno de los mejores de todos los tiempos».


Chris Carpenter: La Máquina predice sus batazos

«Hubo múltiples ocasiones en las que salía a tomar su primer turno, volvía y nos decía que la sacaría de jonrón en su próxima oportunidad. No puedo decirte cuántas veces sucedió, y lo hacía. Ocurría muchas veces, porque logró entender cómo le atacarían después de su primera oportunidad. Fue maravilloso verle jugar».


Matt Holiday: Y se ha ganado el derecho de admirar sus cuadrangulares

«Cuando ligas 700 jonrones, sabes cuándo la bola saldrá del estadio y cuándo no. A mí me molesta el tipo que (tiene tres cuadrangulares de por vida) y golpea el muro y conectas un sencillo. Ese tipo tiene que correr. Pero cuando bateas 700, ya sabes cómo se siente. Si alguien puede darte consejos para saber cuándo una pelota cruzará el muro o no, él encabeza el listado».


Mike Matheny: «Salía a batear… como si su familia no fuera a comer a menos que le pasara factura al pitcher».

«Se te acaban las formas para describir lo único, diferente y especial que es. Es incansable. Nunca he visto un bateador que no querría, que no podría regalar un turno. No importaba si había ligado cuatro (imparables) esa noche, salía a tomar el quinto turno como si su familia no fuera a comer a menos que le pasara factura al pitcher. La intensidad que pudo mantener desde el primer día del entrenamiento primaveral hasta que lo mandaran a casa al final de temporada… la consistencia lo hizo destacarse».


Jim Edmonds: «Si Albert no se hubiera lesionado, hablaríamos de 800 u 850».

«Si Albert no se hubiese lesionado y juega en Anaheim las tres cuartas partes de cómo jugó aquí, hablaríamos de 800 u 850 (cuadrangulares). La primera vez que volvió aquí, tu cerebro te dice lo que todos te dicen: ‘Ya no puedes batearles a los diestros y haces swing alegremente’. Pues bien, se ha convertido en un toletero puro».

«No se echa atrás. Le he visto llevar una bola de nudillos al jardín derecho y le he visto llevar una recta de 102 millas por hora a la pradera central. Este tipo es implacable con su filosofía al plato. Le dio duro a Kyle Farnsworth en 2004 con 100 millas por hora y yo estoy sentado en el círculo de espera pensando ‘wow'».

«Ha sido interesante verle crecer este año: de su impulso con la pierna, a hacer un swing excesivo, hasta perseguir pitcheos y volver a convertirse en bateador puro. Cuando lo hizo, empezó a soltar jonrones… Le queda otro año [de carrera], con seguridad. Sé que no lo jugará, pero podría hacerlo».


ENFRENTARSE A ALBERT PUJOLS

Brad Lidge: «Cometí un error… y no fue súper sorprendente que él no cometiera un error».

Lidge surgió en Grandes Ligas un año después del debut de Albert Pujols. Al inicio, el lanzador tuvo cierto éxito contra el slugger de los Cardinals. Sin embargo, en algún punto del segundo o tercer año de la carrera de Lidge, su compañero Roy Oswalt mencionó que se produjo una evolución el reto de lanzarle a Pujols: ya no estaban disponibles esos vacíos que los pitchers podían atacar.

«De repente, empezabas a sentir que él sabía lo que ibas a lanzar antes que tú lo hicieras», recuerda Lidge. «Sentías que tenías que ser perfecto… Tenía tanta cobertura al plato, bien fuera lanzándole una recta de 97 mph o una slider abajo y afuera, tenías que ser perfecto».

Lidge considera que esta es la parte de Pujols que no ha logrado comprenderse del todo. Era fuerte, tenía excelentes manos, una vista óptima. Sin embargo, también era capaz de anticiparse a lo que un lanzador intentaría hacer en su contra, con alto grado de éxito. «Si hay algo que aprendí al enfrentarlo, es que él ganará la partida de ajedrez mucho más de lo que debería», indicó Lidge. Y si el pitcher lograba ejecutar un lanzamiento tremendo, según expresa Lidge, Pujols tenía la capacidad de sacarla de foul para mantener vivo el turno. O si el lanzador hacía algo con su guante o sus manos para revelar la identidad del próximo pitcheo, «él sería el primero en notarlo», recuerda Lidge.

Los Astros rozaban el Campeonato de la Liga Nacional en 2005, con ventaja en el quinto juego de la serie. Lidge, cerrador de Houston, saltó a la loma para acabar con los Cardinals. Con dos outs y par de hombres en circulación, Lidge soltó una buena slider y Pujols la persiguió.

«Intenté volver con (la slider)», recuerda Lidge. «Cometí un error (la pelota estaba por debajo de la zona de strike, aunque pasando por todo el centro del plato) y no y no fue súper sorprendente que él no cometiera un error». Pujols disparó un cuadrangular de tres carreras por encima de la pista del tren que se ubica por encima del jardín central en el parque de Houston, con la pelota estrellándose con fuerza contra el cristal protector.

Después de ese cuadrangular, Lidge se ha encontrado en varias ocasiones con Pujols. Lo ha saludado en Juegos de Estrellas, aunque no han conversado sobre ese batazo. Ahora, considera que Pujols era un bateador «conectado» a la grandeza, tanto en lo físico como en lo mental.


Greg Maddux: «Lo bateó hasta llevarlo a la dichosa Avenida Waveland».

«La primera vez que le enfrenté, le lancé un cambio de velocidad y le falló por dos o tres pies. Y pienso: ‘wow, muy bien, quizás aquí haya algo’. En el siguiente turno, le lancé exactamente el mismo cambio de velocidad y lo bateó hasta llevarlo a la dichosa Avenida Waveland. Y pensé: ‘oh, demonios, quizás ellos tengan algo. Este chico es muy bueno».

«Si le concedías un boleto o conectaba para sencillo, ganabas el turno. Cubría la mitad del plato mejor que nadie. Mi plan de juego con él era concederle como máximo un sencillo».


Glendon Rusch: «Fue el mejor slugger al que me enfrenté»

«Fue el mejor slugger al que me enfrenté, que podía impartir mayor daño de la mayor cantidad de formas distintas. Podía batearla de jonrón con cualquier pitcheo, un error o un lanzamiento fuera de velocidad por encima del plato. Lo podía hacer todo. Cuando le enfrenté, estaba en su mejor momento, el máximo. Es el hombre con quien debes tener cuidado a menos que tengas mucha ventaja o vayas perdiendo por mucho en el marcador, porque te la llevaría lejos en cualquier momento. Era toda una amenaza si cometías un error, o si no lo cometías».


Ryan Dempster: «No existe… mejor experto en conceder jonrones a Albert Pujols».

«Aquí no existe un mejor experto que yo en conceder jonrones a Albert Pujols».

«La gente tiene talento, la gente trabaja duro, la gente se prepara. Coincidía con todos esos tres elementos, probablemente mejor que nadie que haya visto jugar o a quien me haya enfrentado. Siempre diligente en su trabajo en la jaula, su práctica de bateo, en todo. Entonces, cuando empezó el partido, era como jugar un videojuego con código de trampa. Sabía que pitcheo vendría. Si un lanzador caía en un patrón determinado, lo aprovechaba. Nunca regaló un turno. Podías tener desventaja 10-0 en el noveno y te trabajaba el turno de la misma forma que si hubiera un empate. Podía conectar cualquier lanzamiento que no estuviera bien ejecutado y podía conectar lanzamientos bien ejecutados».

«Ésta ha sido una tormenta perfecta. Lo ubicaron en posición para tener éxito contra todos esos zurdos, después va al Derby de Jonrones y se conecta. Y actualmente, se siente muy bien cuando enfrenta lanzadores diestros, simplemente sigue en lo suyo».


Mike Hampton: «Debería estar agradecido… que no la llevó lejos».

La alineación ofensiva de los Cardinals para el Dia Inaugural de la temporada 2004 estaba repleta de grandes figuras tales como Mark McGwire y Jim Edmonds, los sluggers que más preocupaban a Mike Hampton. El lanzador zurdo no conocía nada sobre el hombre que bateaba sexto ese día: un novato llamado Albert Pujols que se aprestaba a jugar su primer partido en las Mayores.

Hampton recuerda que no había mucha información disponible sobre Pujols. Por eso, el siniestro tenía previsto lanzarle a Pujols de la misma forma que trabajaba a otros toleteros diestros. «Con la sinker lejos y adentro», recuerda Hampton, que hacía su primera apertura vistiendo el uniforme de los Colorado Rockies luego de firmar un contrato por $121 millones. Hampton mantuvo en blanco a los Cardinals durante 8 1/3 innings. «Después de eso, todo cayó muy rápido», afirma Hampton en son de broma sobre su breve y complicada estancia con el equipo del Coors Field.

Entre los cinco indiscutibles concedidos por Hampton aquella tarde se encuentra uno a Pujols en el séptimo inning, el primero de su carrera. «Debería estar agradecido de que fue un sencillo para el sexto bate», afirma, «y que no la llevó lejos».

NO HAY NADIE COMO LA MÁQUINA

Albert Pujols jugó la primera mitad de su carrera en la División Central de la Liga Nacional. Debido a esa historia, Alex Rodríguez llamó a Pujols para consultarle sobre un lanzador de esa división. Rodríguez pensaba que Pujols podría tener algunos apuntes con respecto a ese pitcher y su repertorio. «Usualmente, esa clase de conversación duraría cinco minutos», recuerda Rodríguez. «Cuarenta y cinco minutos. Esta duró 45 minutos. Me hablaba sobre el movimiento de su curva, su sinker, con la pasión brotándole del teléfono. Me dio el mejor informe de scouting que jamás haya tenido».

«Si el conteo está 0-0, te lanzará una curva», expresaba Pujols a Rodríguez. «Si toma ventaja en el conteo, lanzará dos rectas adentro… porque quiere usar su cambio».

Rodríguez mira la conversación en retrospectiva y afirma: «Era como un científico loco. Repasaba los turnos con información muy específica sobre lo que ese chico iba a hacer».

Después del partido, en el que recuerda haber conectado un doble contra ese pitcher. «La precisión del informe de scouting fue increíble», recuerda Rodríguez. «Quería saber todo lo que pasó, qué me lanzó, los conteos, todo… No sólo se trataba de lo que el pitcher lanzaba, también quería ser jugador de ajedrez».


Joey Votto: «Nunca alcanzaré ese nivel, nunca seré él«.

Joey Votto tiene recuerdos vívidos del momento en el que reconoció la superioridad de Albert Pujols, un turno al bate que lo distinguió del resto de los toleteros… incluyendo el propio Votto. «Se destaca en mi mente, por la forma en la que representa lo talentoso que fue, y es», expresó Votto vía telefónica.

El inicialista de los Reds jugaba su segunda temporada completa en las Grandes Ligas y Cincinnati recibía la visita del equipo de San Luis. Los Reds tenían ventaja 3-0 y el mánager Dusty Baker puso en el morrito al veterano relevista David Weathers.

«Nada hacía tambalear a Weathers», recuerda Votto. «Tenía dominio de dos pitcheos, una recta que corría (hacia adentro contra bateadores diestros). Sabía cómo manejar situaciones importantes. Sabías que pasaría una de dos cosas: o la pelota entraba en juego o un ponche».

Mientras Votto veía cómo Pujols llevaba la pelota hacia left-center field, para un grand slam monstruoso en una situación clave, recuerda haber pensado: Ese es un swing muy bueno contra un pitcheo que parecía estar bien ubicado.

Cuando volvió a ver videos del turno para entender si su reacción inicial fue la correcta, Votto vio a Weathers intentando trabajar con la esquina exterior del plato mediante una sinker, con la pelota saliendo por fuera de la zona de strike y sumando hacia la caja de bateo del toletero zurdo, antes de viajar hacia el plato. Fue un lanzamiento óptimo de Weathers, bien ubicado, porque los bateadores diestros tenían que ser conscientes de cómo su sinker viajaría hacia adentro. Sin embargo, por algún motivo Pujols tenía la perspicacia, el equilibrio y el swing necesarios para atacar ese lanzamiento… y llevarlo más allá de los asientos por los lados del left-center field.

«Ya lo veía a un nivel tan alto», expresa Votto. «Pero después de ver eso, me di cuenta. Nunca estaré a ese nivel. Nunca seré él«.

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