El camino para llegar a la casa de Ángela Francisca Hurtado de los Santos, que queda entrando por uno de los callejones de la calle la Isabel Aguiar, kilómetro 12 de Haina, estaba repleto de charcos de agua y lodo por doquier, al día siguiente de las intensas lluvias registradas la tarde y noche del sábado, por un disturbio tropical.
Transitando el estrecho pasaje, había otras familias también afectadas. Espiraban una tristeza que se reflejaba en sus rostros cansados. Aquellos que creían ya estar a salvo, ahora se encontraban luchando contra los efectos que dejó una vez más la naturaleza. Con la mirada baja y el corazón apretado, limpiaban incansablemente sus casas inundadas, tratando de devolverles algo de normalidad. Así estaba ella cuando un equipo de LISTÍN DIARIO la abordó.
No podía contener las lágrimas. Revivir ese sábado a las 3:40 de la tarde le dolía. Con notable aflicción, la señora Hurtado de los Santos narró a LISTÍN DIARIO cómo lo perdió todo.
Salvó su vida
El reloj marcó las 3:40 de tarde “y ya el agua estaba aquí dentro”, relató Hurtado.
Hurtado de 63 años de edad, es doméstica y sólo vive con su esposo, Félix de Jesús Báez Mota, de 65, quien está desempleado. Ambos pasaron la noche mojados y sentados en un sillón de la segunda planta de donde residen, junto a otros vecinos, que se encontraban en la misma situación de “casi 10 en una cama”. Sobre esa tarde, solo le salió narrar que al sentir que el agua penetraba su casa, empezó a recoger algunas cosas necesarias, llevándolas “a la casa de arriba”.
SPONSORED
MLDiario.com
Tech y Cultura: ¡Explora!
En ese momento la lluvia estaba muy fuerte, entrando en abundancia por unos carros que estaban siendo arrastrados y luego, se quebró la puerta que da acceso a la entrada de la pequeña vecindad, donde habitan unas seis familias.
“Cuando el agua me daba en la cintura, me estaban voceando que caminara, que dejara todo eso”, dijo con lágrimas en sus ojos, indicando que era más importante salvar su vida, ya que lo material se recupera.
Las paredes de su hogar, pintadas fuera de amarillo y rosa dentro, ahora habían perdido su color original por estar empañadas de lodo.
“En ese momento no llamamos a nadie, porque imagínate, uno turbado y cayendo agua, sacando y recogiendo cositas y encaramando, ¿cómo uno va a atender a eso? uno lo que atiende a sacar algo y a salvarse uno y salir”, explicó Hurtado al cuestionársele sobre la asistencia por parte de las autoridades.
Contó que una decoración de macetas con plantas que tenía fuera de su casa fue arrastrada. A las afueras de su hogar, las sillas del comedor y sus muebles estaban completamente empapados de agua y sus trastes tenían tierra impregnada.
La cocina fue una de las zonas más afectadas de su vivienda. Hurtado dijo que logró sacar todos los alimentos no perecederos que tenía en la nevera, que logró mantenerse cerrada y periodistas observaron que estos alimentos estaban encima del comedor humedecido.
Vecinos y familiares la ayudaban a limpiar, barriendo el agua con escobas y cargando cubetas de agua a falta del servicio. “Cálmese”, le decía uno de ellos al verla tan afectada con la situación.
“Mira la ropa, todavía está ahí porque no hay agua. Toda mi ropa de salir se me dañó”, dijo.
Hurtado dijo que en 30 años que lleva viviendo junto a su esposo nunca había vivido una situación como esa.
Recordó que el 4 de noviembre de 2022, vivieron un episodio similar, pero no como esta ocasión.
“Mi casa se inundó, pero no así y resolvimos nosotros”, dijo, mientras mostraba un reconocimiento que le habían otorgado hace unos años y estaba en su pared. Le quitaba el lodo y algunas fotografías de sus seres queridos que acompañaban el cuadro y quedaron arruinadas.
Hurtado apeló a la solidaridad de los dominicanos y las autoridades.