Reiteramos que el presidente de la Republica y sus funcionarios deben cuidar, y cuidarse, la institucionalidad legal y administrativa relacionada con la administración presupuestaria al obtemperar la solicitud de fondos adicionales a los partidos.
Se exponen a un escarceo sobre el uso adecuado de fondos públicos, ahora o después de las elecciones.
La solicitud de los partidos conllevaría otorgarles a estos, RD$ 3353 millones adicionales, 133% por encima de los RD$2520 consignados en el presupuesto 2024.
Esto, faltando apenas unos 40 días de campaña, 84 millones de RD$ pesos diarios, proyectaría una imagen de derroche que perjudicaría las declaraciones de austeridad que vive pregonando el gobierno; hasta tal punto que la complacencia populista que subyace al aprobarla puede revertirse en contra de las aspiraciones del presidente de la república de preservar el poder.
Los legisladores representantes de los partidos que aprobaron el 20 de diciembre del 2023 el presupuesto 2024 con una asignación total a los partidos políticos de RS$ 2520 millones.
Inexplicablemente ahora los partidos cuyos legisladores aprobaron este presupuesto
2024 solicitan al gobierno, vía JCE, entidad que endosa la solicitud de los partidos, apenas tres meses después haberse aprobado el presupuesto 2024, una asignación adicional por RD$ 3353 millones, 133% por encima de lo aprobado originalmente.
El efecto de esta complacencia populista puede tener proporciones insospechables dado que estimulará demandas en otros sectores de la vida nacional, partiendo de los profesores y médicos que ya lo tienen en agenda.
Proyectará una imagen de riqueza gubernamental que contrastará con la pobreza de nuestros sectores más desfavorecidos, causando irritaciones sociales de consecuencia.
Acentuará el deficits fiscal y la consecuente propensión al endedudamiento permanentemente cuestionado por instancias internacionales que viven exigiendo detener el incremento de la relación deuda/PBI y la de pagos al servicio de la deuda/recaudaciones totales.
Y sobre todo, siembra la cultura de megaclentelistmo en complicidad partidaria, dado que el PRM será uno de los partidos más beneficiados, contribuyendo a corroer nuestra democracia.
Y, finalmente, acentuará la degradación del sistema presente de partidos, con la consecuencia de exponer nuestro sistema política a un salto al vacío de consecuencias imprevisibles.