James y Jennifer Crumbley, los padres de Ethan Crumbley, el adolescente sentenciado a cadena perpetua por matar en 2021 a cuatro compañeros de su instituto en el estado estadounidense de Míchigan, han sido condenados este martes a entre 10 y 15 años de prisión, respectivamente, por homicidio involuntario.
Ambos fueron declarados culpables de homicidio involuntario en juicios separados a principios de año, si bien han recibido la sentencia en la misma audiencia, a la que también han acudido familiares de las víctimas.
Antes de la sentencia, Jennifer Crumbley ha dicho sentir un «profundo remordimiento, arrepentimiento y pena» por el tiroteo, si bien ha criticado la actuación de los funcionarios del instituto y el enfoque de la Fiscalía por tacharla de madre «negligente», según ha recogido la cadena NBC News.
Por su parte, James ha trasladado sus condolencias a las familias de las víctimas. «No puedo expresar cuánto desearía haber sabido lo que estaba pasando con él o lo que iba a pasar», ha dicho, agregando que quedó «devastado» cuando tuvo noticias del tiroteo.
Steve St. Juliana, el padre de una de las víctimas, Hana St. Juliana, ha afirmado que ambos «eligieron permanecer callados». «Eligieron ignorar las señales de advertencia. Y ahora, como hemos escuchado, siguen eligiendo culpar al resto menos a ellos mismos», ha subrayado, según ha recogido la cadena CNN.
LA PISTOLA DEL TIROTEO
Los fiscales argumentaron que James Crumbley le había comprado a Ethan una pistola semiautomática como regalo después del Día de Acción de Gracias en un momento en el que el adolescente tenía problemas emocionales porque su mejor amigo se había mudado.
Durante su testimonio, Jennifer señaló a su marido de la supuesta responsabilidad que tenía de guardar la pistola en un lugar seguro. «No me sentía a gusto estando a cargo de eso. Era algo más suyo, así que le dejé encargarse de ello», resaltó.