La República Dominicana ha parido muchos héroes a lo largo de su historia. Algunos de ellos se destacaron o liberaron naciones extranjeras, como es el caso Máximo Gómez, en la independencia de Cuba, o el de Gregorio Urbano Gilbert durante la intervención norteamericana en Nicaragua.
También hubo un dominicano que se convirtió en héroe nacional de Haití. Se trata de Carlos Magno Peralta o Charlemagne Peralte, como le decían en el vecino país, quien fue un militar de carrera que renunció luego de la ocupación y se radicó en Hincha, antigua ciudad dominicana que hoy pertenece a Haití. Pese a ser hispano asumió la defensa de la pisoteada soberanía haitiana durante la intervención militar norteamericana de 1915.
En 1917 fue condenado a cinco años de prisión por asaltar la residencia de un oficial americano. Al poco tiempo logró escapar y retornar a su zona, donde organizó y encabezó la tropa de los cacos, con la cual inició una guerra de guerrillas, que debilitó la intervención.
Peralta controló varias regiones de Haití, al punto que logró crear un gobierno provisional en el norte. La resistencia de esta tropa tomó tanta fuerza que obligó a los invasores a enviar un contingente especial a Haití.
Luego de dos años de lucha y sacrificio, fue traicionado por uno de sus comandantes, Jean-Baptiste Conzé, quien introdujo de encubierto al oficial americano Herman H. Hanneken al campamento de los rebeldes, cerca de Grande-Rivière-du-Nord.
Peralta recibió un disparo en el corazón durante la breve pelea que se produjo el 1 de noviembre de 1919. Luego de asesinado, su cadáver fue exhibido en fotografías para desmoralizar a la resistencia.
Con la salida de los norteamericanos en 1935, sus restos fueron exhumados y recibió las honras fúnebres de héroe nacional.
En 1991 su rostro fue inmortalizado en una moneda en homenaje a ese dominicano, que luchó y entregó su vida por los mejores intereses del pueblo haitiano.