Se acerca el momento de la decisión con responsabilidad dominicanista.
Llega la hora de la determinación de la conciencia y el compromiso con el presente y el futuro de la nación.
Atrás deben quedar la euforia, el bullicio y las pasiones que nublan la lógica y la razón.
Se requiere actuar al margen del triunfalismo, asistir temprano, con disciplina y votar bien.
La incandescente oratoria preñada de promesas irrealizables, cimentadas en la mentira y el engaño, debe ser depositada en el muladar de la historia y el folclorismo politiquero criollo.
Vayamos a las urnas con la frente en alto y la convicción de que la Patria nos llama a escoger las ofertas electorales de mayor calidad humana y de un accionar ejemplarizante.
Aún estamos a tiempo de demostrar, cumpliendo con orden y disciplina, que en esta media isla del Caribe se puede.
No hay espacio ni tiempo para el arrebato y la siembra del caos a consecuencia de la arrogancia, el éxito inmerecido y la manipulación de un proceso donde deben prevalecer la pulcritud, la transparencia, el orden y el respeto a la decisión de la conciencia colectiva.
La convivencia social, armoniosa y civilizada, llama a despojarnos de las mezquindades y del simple colorido partidario electoralista, sustituyéndolas por auténticos valores, principios éticos y morales, guiados por genuinos programas y proyectos que garanticen un razonable crecimiento, desarrollo socioeconómico y cultural, sostenible, que realmente fortalezca la verdadera institucionalidad democrática en la nación dominicana.
Aún estamos a tiempo de alejarnos del ambiente carnavalesco que tradicionalmente proyecta el certamen electoral nacional, para dar paso a la reflexión serena y profunda, que exige el cumplimento del sagrado deber de elegir con responsabilidad y de manera sensata y escrupulosa.
Hagamos presencia en el escenario del sufragio electoral con la patria en el alma y la frente, obviando la complacencia, el favoritismo coyuntural recibido de los genios en el manipuleo de la solidaridad humana y quienes promueven el avasallamiento, con la innegociable intención de que logremos escoger las propuestas menos contaminadas con la perversidad, la ficción y la falacia.
Es hora de ser y actuar como probados dominicanos apoderados del compromiso de contribuir, cada día, con una República Dominicana inmensa, libre y soberana, como la concibió Juan Pablo Duarte y los demás prohombres que con su sacrificio y sangre escribieron páginas de oro en los anales históricos de nuestro país.
Aún estamos a tiempo y no hay razones para la evasiva y la retórica que caracteriza a las pitonisas que se exhiben como maestros de la mentira y la quimera.
El voto con dignidad y responsable nos llama a participar en el proceso de escogencia de nuestras autoridades presidenciales y congresionales, por tanto, debemos elegir temprano, en orden y puntual.
El colegio electoral correspondiente requiere de nuestra ineludible y valiosa participación por ti y los tuyos.
Allá nos vemos.!!