A medida que Luis Abinader se prepara para su próximo mandato que comienza en agosto, es importante reconocer que los principales partidos de la oposición han tomado la delantera sobre el presidente desde mayo, pero en sentido negativo.
Abinader debe estar satisfecho por el papel constructivo que han desempeñado los partidos de la oposición, demostrando un nivel de respeto y civismo hacia él que no les fue reciprocado en el pasado reciente. Esto es así porque dichos opositores están trazando un camino acogedor, pavimentado con entendimiento y cooperación para que el presidente reelecto los pise, y su estadía en el poder se extienda más allá del 2028, con él o sin él.
Sin embargo, es esencial señalar que este comportamiento merece seriamente un escrutinio . Pues, si el presidente hubiera logrado la victoria a través de una competencia electoral justa y honorable, acatando las reglas del juego, se ganaría legítimamente el reconocimiento y la colaboración para el mejoramiento de la nación. Desgraciadamente, una conducta tan noble estaba ausente en este caso. Mínimamente, la oposición debiera hacerle saber al presidente su malestar por lo sucedido en las pasadas elecciones.
Tácticas engañosas
Porque cabe destacar que Abinader aseguró la victoria a través de tácticas engañosas, que recuerdan a un astuto boxeador que reclama el campeonato a través de golpes bajos, una campaña de desprestigio llena de maniobras poco éticas y reprobables tácticas solapadas.
Manipuló el sistema electoral comprando apoyo a diestra y siniestra y eliminando a la oposición moralmente con métodos poco santos, recurriendo a las formas más viles y feas de traición. Explotando los recursos del Estado para dominar y aplastar a sus rivales sin piedad, sobre una base de engaño y abuso de poder.
A la luz de estas inquietantes circunstancias, ante tal deshonor y vergüenza, los líderes de la oposición debieran mostrar mayor respeto por sí mismos y su dignidad, y mínimamente debieran ser cautos al buscar apresuradamente reuniones con un presidente que los sometió a humillación, escarnio y difamación maliciosa.
No es que se negaran a reunirse con el presidente Abinader para tratar asuntos de interés nacional, sino que lo prudente es que no lo hicieran ahora tan apresuradamente, cuando todavía está fresco el escozor y el dolor de los golpes bajos y el sufrimiento en sus bases partidarias. Ameritaba que fueran más conscientes de los sentimientos dentro de sus partidos y reconocieran la importancia de las acciones reflexivas y consideradas en el futuro.
El abstenerse de discusiones inmediatas, permite un amortiguador estratégico para aliviar el aguijón de los conflictos recientes. Eso garantizaría, la presentación y participación de toda la oposición política, incluyendo los partidos minoritarios que participaron con gallardía y valor en las pasadas elecciones, de modo que el gobernante no pueda evadir la responsabilidad frente a los desafíos que enfrenta el país.
La defensa a la dignidad y el honor, ya sea en lo político o personal, sigue siendo primordial en todas las acciones de la vida. ¡Ojalá le vaya bien!