Sigue en el tapete con mucho más fuerza el tópico de unas 12 reformas que requiere la República Dominicana para ponerse a tono con los cambios que se han operado en el plano local e internacional, de no ser así, el país continuará por el camino del atraso, anquilosado y atrapado en los viejos paradigmas, vetustos, que no le permitirán desarrollarse económica, social y políticamente.
De ahí la gran importancia de actuar rápido, veloz, diligente, pronto, vivo, presuroso, vertiginoso o presto, para dar respuesta a los tantos pasivos acumulados en perjuicio de todos los sectores que conforman la nación dominicana.
En tal sentido, es menester recordar que solo faltan 6 años para el 2030, año en el que se debe haber cumplido con los requerimientos de la Ley 1-12 Estrategia Nacional de Desarrollo a la luz de los Objetivos de Desarrollo Sostenible u Objetivos Globales o Agenda 2030, y realmente el tiempo apremia, no hay tiempo ya que perder.
Es lamentable que gobiernos anteriores no hayan trabajado ni haberse preocupado con la prontitud y oportunidad que las necesidades del país y los nuevos tiempos han requerido dentro del concierto de naciones, al cual la nación dominicana pertenece.
Entre las 12 reformas que se requieren hay 4, casi urgentes, que deben ser aprobadas y aplicadas, son: Reforma Constitucional, Fiscal Integral, Laboral y Seguridad Social.
Como se sabe, sin dinero o apoyo financiero todo queda en poesías, todo queda en letras muertas, por lo tanto se requiere de más recursos o apoyo financiero para llevar a cabo los planes, programas y proyectos para el desarrollo del país.
Por ello se privilegia hoy en día, entre las principales reformas, la fiscal integral, mediante la cual se pretende eficientar el gasto, y aumentar los ingresos tributarios.
Tal como sucede en una familia, empresa privada o cualquier institución, el Estado debe gestionar más recursos para poder llevar a efecto todos los proyectos en beneficio de los habitantes del país y más cuando la población ha crecido y por ende las demandas de servicios se han incrementado.
Lógico, es sensato, equitativo y justo que dicha reforma fiscal integral sea concientizada con todos los sectores del país donde prime el no cargar a los sectores más vulnerables, donde los impuestos sean progresivos, es decir, donde el que perciba más ingresos contribuya con más impuestos y no regresivo que afecta a los necesitados, siempre privilegiando a los que menos pueden.
Todos los sectores están conscientes de que más temprano que tarde hay que reformar los ingresos y los egresos, llueve, truene o ventee hay que introducir la reforma fiscal porque no hay de otra.
De manera que todos deben ponerse de acuerdo, para que como buenos hermanos, se pueda llevar al país por el camino del progreso.
Es oportuno recordar que una reforma fiscal no solo tiene efectos en lo interno de una nación, sino también en lo externo, por lo que se debe cuidar de que no afecte la inversión extranjera. Muchos países han visto sus inversiones de cartera, como las inversiones extranjeras directas disminuir debido a reformas fiscales mal estructuradas.
Muchos países debido a la disminución de las recaudaciones impositivas y la falta de una acertada planificación, han tenido que formular reformas fiscales, una tras otra, en periodos continuos, lo que con una carga excesiva han ahuyentado las inversiones y provocado una parálisis en el aparato productivo del país.
Por naturaleza, el ser humano siempre se resiste a los cambios, debido a que se acostumbra a vivir en su zona de confort pero cuando comprueba que valió la pena entonces se adapta a ellos.
Si no fuese por los líderes con visión de futuro, llamados a trazar el camino a las instituciones, los Estados no salieran del atraso. Siempre por mandato divino el escogido como líder debe conducir a los gobernados por el mejor camino a seguir.
Solo recordar el pasaje bíblico que señala que Moisés, Salvado de Las Aguas, hizo lo que Dios le ordenó, conducir al pueblo de Israel lejos del mar Rojo y lo llevó a la tierra prometida, durante la travesía durante 3 días muchos fueron los incrédulos que no iban a llegar.
De manera que quien pone y quita a los líderes se llama Dios, para que conduzcan los pueblos por el mejor camino.
Hay que formular y aplicar la Reforma Fiscal, porque el país lo necesita, lo importante es que todos se pongan de acuerdo porque son parte de la República Dominicana y requieren del avance del mismo.
Lo único que hay que tomar en cuenta, es no perjudicar al desvalido y que la misma no cargue más un sector que al otro, que sea justa y equitativa.
La población espera que sus líderes se pongan de acuerdo, que la ración alimenticia de los sectores más vulnerables no se vea disminuida por efecto de la Reforma Fiscal. Se debe defender a los más necesitados.
Cuando se habla de Reforma Fiscal, los menos sensatos o los francos tiradores del mal, siempre asustan a la población de que viene el lobo feroz, para escudarse en el temor del pueblo para no tener que pagar la carga que le corresponde. A Dios lo que es de Dios y al Estado lo que es del Estado, para que el gobierno pueda llevar a cabo lo que requiere la población.
El Gobierno elegido por el pueblo, es el llamado a defenderlo a capa y espada de los lobos que no quieren contribuir con su alícuota parte.
Al hablar de Reforma Fiscal, no solo deben referirse a los impuestos sino también cómo gastar esos ingresos tributarios, erogaciones que deben realizarse con la mejor calidad y gastar donde se necesite gastar, pues todavía en el país hay muchos gastos superfluos, vanidosos, complacientes o innecesarios.
Conforme la literatura financiera, el problema no son los ingresos sino los gastos, por lo que no se debe gastar sin control.
Cuando un Gobierno honesto a toda prueba combate la corrupción de forma frontal y controla lo que ha de gastar, de manera frugal, el pueblo no teme en pagar sus impuestos.
Ese es el caso del Gobierno que preside el ciudadano presidente, Luis Rodolfo Abinader Corona, que durante casi cuatro años ha mostrado competencia administrativa, cuidando siempre el más mínimo centavo de la población, por eso fue reelegido sin arrugas, en el buen hablar de los basquetbolistas.
La honestidad acrisolada del presidente Abinader, es garantía del buen manejo de los fondos a recaudarse con una buena Reforma Fiscal.
Lo correcto es que el excedente a recaudarse, que va a aumentar los ingresos del gobierno, no debe superar los gastos para evitar más déficits fiscales y con ello disminuir los préstamos.
Durante el Gobierno del presidente Abinader no hay ni habrá dispendio de los recursos del Estado, por el contrario, el pueblo se beneficiará de la Reforma Fiscal a través de más inversiones que incrementarán los puestos de trabajo, hospitales mejor equipados, mejoría en el suministro de energía eléctrica, mejores servicios educativos, comida más barata, más acceso a las adquisiciones de viviendas, entre otros beneficios a favor de la población.