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viernes, febrero 21, 2025

Fumigaciones mortales: La falta de control que cuesta vidas

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La falta de regulación y supervisión en el uso de productos químicos en la República Dominicana sigue costando vidas. Las muertes, intoxicaciones masivas en escuelas y protestas comunitarias son prueba de una crisis que el país sigue ignorando. ¿Cuántas vidas más deberán perderse antes de que actuemos?

tragedias evitables

Las intoxicaciones por fumigación no son hechos aislados, sino un patrón alarmante de negligencia que evidencia la falta de control y regulación. La ausencia de normas estrictas y sanciones efectivas permite que estas tragedias se repitan una y otra vez.

• Enero 2024: Una madre y su bebé de dos meses fallecieron en la Torre Da Silva 3, Santo Domingo, tras una fumigación en un apartamento vecino. Tres personas más fueron hospitalizadas.

• Octubre 2024: En San Francisco de Macorís, más de 60 personas, entre alumnos y profesores, resultaron intoxicadas en el Centro Educativo Prof. Juan Emilio Bosch Gaviño. La docencia fue suspendida.

• Octubre 2024: En Villa González, provincia Santiago, tres estudiantes y seis maestros fueron hospitalizados tras una fumigación cercana a su escuela.

• Desde 2018: La Procuraduría Especializada para la Defensa del Medio Ambiente ha procesado más de 30 casos de intoxicaciones por pesticidas en La Vega y San Francisco de Macorís, especialmente en zonas arroceras cercanas a escuelas.

Cada uno de estos hechos pudo haberse evitado con medidas de control efectivas.

¿Cómo evitar más víctimas?

Es momento de actuar con firmeza y aplicar cambios urgentes:

1. Regulación y control efectivo: Solo personal certificado, como técnicos en plagas y agrónomos especializados, debe manejar pesticidas. En áreas sensibles como escuelas y hospitales, su uso debe estar estrictamente prohibido.

2. Sanciones severas: Multas millonarias y penas de cárcel para quienes pongan vidas en peligro. En países como Chile, se han impuesto condenas de hasta 5 años por intoxicaciones masivas.

3. Concienciación masiva: Campañas educativas sobre los riesgos de los pesticidas, como las implementadas en Brasil, donde se redujeron en un 30% las intoxicaciones al sensibilizar a la población.

4. Protocolos de seguridad: Notificación previa, evacuaciones preventivas y ventilación obligatoria, tal como exige la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU.

5. Supervisión efectiva: Inspecciones sorpresivas a empresas de fumigación y cierre inmediato de las que incumplan normas.

6. Sustitución progresiva por métodos ecológicos: Alemania ha reducido drásticamente las intoxicaciones promoviendo pesticidas menos dañinos. Es hora de seguir su ejemplo.

un problema de salud pública ignorado

Según la Organización Mundial de la Salud, América Latina reporta más de 5,000 casos de intoxicación por pesticidas al año, afectando principalmente a niños y embarazadas. En República Dominicana, la frecuencia de estos incidentes es alarmante, pero en lugar de respuestas contundentes, solo vemos más tragedias y más familias destrozadas.

reflexión final

La vida humana no puede ser una variable secundaria en la ecuación del desarrollo. No se trata solo de fumigaciones irresponsables, sino de la indiferencia con la que tratamos la seguridad y la salud de nuestra gente. En una sociedad donde la prevención se posterga y el luto se repite, el verdadero veneno no es solo el químico en el aire, sino la inacción de quienes deben protegernos.

Cada decisión cuenta: actuar salva vidas, ignorar el problema las destruye. Es tiempo de entender que el progreso real no se mide en cifras de producción ni en crecimiento económico, sino en la capacidad de un país para garantizar que nadie muera por una tragedia evitable.

Mientras algunos deciden mirar hacia otro lado, las víctimas siguen sumándose. La pregunta es: ¿seguiremos permitiéndolo?

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